dilluns, 16 de novembre del 2015
PREPAREM LA CARTA ALS REIS
Benvolguts pares i mares,
Donat que ens anem acostant a les festes de Nadal, fem difusió de la Xerrada "Preparem la carta als reis", que es farà el dijous 26 de novembre a l'Escola Bressol Els Picarols, a càrrec de Noelia Vallejo i Ada Pascal.
dimecres, 4 de novembre del 2015
ELS NENS NO HAN D'OBEIR
Benvolguts pares i mares,
Aquest és un article d'Andrea Zambrana, experta en coaching educatiu,
publicat a la pàgina:
http://www.gestionandohijos.com/los-ninos-no-tienen-que-obedecer/
Esperem que us resulti interessant.
“Los niños tienen que obedecer”, “un niño bueno es un niño que
hace caso (a la primera si puede ser)”, “tienes que ser obediente” ¿os suena? Damos por hecho que esto es así. Pero… paremos un
momento y cuestionemos esta creencia: ¿es eso cierto? ¿ de verdad los
niños tienen que obedecer? Mi opinión es esta: NO. Y ahora te cuento el porqué.
¿Qué significa obedecer”? Obedecer (según el Diccionario de la Real
Academia Española) significa
“cumplir la voluntad de quien manda”. Es decir, complacer a otros
independientemente de cual sea tu voluntad, tu criterio o tus necesidades intrínsecas.
Doy por hecho que la mayoría de las veces cuando les decimos
algo a nuestros hijos es “por su bien” o por algún motivo bien
justificado. No obstante, y siendo honestos, que nuestros hijos nos hagan caso
es algo que también nos hace la vida más fácil a los padres. Nuestro día a día
suele ser complejo y agotador; ¡un poco de colaboración por su parte nos
va de maravilla! Eso está claro. Pero ¿y para ellos? ¿Obedecer es algo que
les va a ser útil para la vida? ¿Es esto lo que queremos para el adulto
que va a ser, que se someta a las decisiones que otros, con más autoridad,
(maestros, jefes, …) tomen por ellos, las compartan o no?
Lo que quiero decir es que obedecer es un recurso que utilizamos desde la urgencia y que nos sirve
para el corto plazo. Podemos conseguir que obedezcan diciendo
las cosas bien, con gritos, castigos, amenazas, etc… y quizás lo consigamos.
Pero ¿qué
precio estamos pagando? Quizás hacer que tu hijo recoja su
habitación hoy (con gritos, amenazas, castigos, etc. ) signifique descuidar tu
relación con él creando distancia y desconexión. Y creedme cuando os digo que la relación lo es todo.
Con esto no estoy diciendo (y
esto quiero que quede muy claro) que no debamos poner límites a
nuestros hijos (siempre
es necesario poner límites)
ni que debamos dejarles hacer lo que
quieran para “no perjudicar la relación”. Eso también sería una fuente de conflicto tanto en el corto como en el
largo plazo. A veces la palabra límites se asocia al castigo o al enfado, y no
es así.Se
puede poner límites desde el amor y el respeto, es de eso de lo que va este
post.
Tampoco quiero decir que los niños no deban tener en cuenta lo que les decimos, o que no les debamos castigar o reñir nunca. Cuando les advertimos de que no toquen algo porque se pueden hacer daño o que no peguen a su hermano, no sería educativo ni constructivo pasar de todo y no decirles nada. Lo que quiero decir es que podemos conseguir que nuestro hijo ordene su habitación de otra manera y sin que nuestra relación con él se vea afectada.
Vale, entonces ¿qué propongo para conseguirlo? Lo que
propongo es que probemos a enfocarlo de otra manera. En vez de “los niños
tienen que obedecer”, os ofrezco esta otra perspectiva: “los niños tienen que respetar y
confiar en lo que les dicen los padres”. Los niños no
tienen que hacer caso porque les amenacemos o porque nosotros como padres
siempre sabemos mejor que ellos lo que tienen que hacer. Con eso les enseñamos
a ser sumisos.
Los niños tienen que respetar lo que les decimos como padres
porque confían en nosotros y en que lo que les digamos es por su bien y el de
la familia. Ese es un valor que sí les va a servir en un futuro.
Ahora es cuando me preguntáis: “Si, esto es muy bonito, pero ¿como se hace esto
de que confíen? Mi hijo si no le amenazo, ordeno, castigo, no hace caso”…
Hay muchas cosas que podemos hacer para darle la vuelta (muchas de ellas son
las que ofrecemos en nuestros cursos de “AEIOU”). Ahora bien, la primera y más
importante es esta: Si quieres que tu hijo respete lo que dices y confíe
en ti, respétale y confía en él tú primero.
Al principio, como el “antiguo
hábito” (hacer que obedezcan) suele estar muy arraigado, puede no funcionar a
la primera. Pero ¡si persistes verás el cambio! Cambiar nuestra forma de
relacionarnos con nuestros hijos no es algo fácil. Pero SIEMPRE se puede
cambiar, mejorar y aprender. Y lo mejor de todo es que como nuestros hijos son
esponjas, ¡tiene un impacto rapidísimo en ellos!
Todo empieza por ti, papá o mamá. Los niños no tienen que ser
obedientes, los niños tienen que saber que sus padres dicen las cosas por su
bien y confiar en que es así. Y para lograr eso, hay que invertir en construir
una relación fuerte y sana con ellos. Y, aunque quizás te parezca que no, la
mayor parte del éxito está en tus manos.
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